lunes, 22 de octubre de 2012

Necesitamos emprendedores

Se incentiva y se le da mucha importancia al ya famoso espíritu emprendedor, que viene del vocablo francés “entrepreneur” para denominar a los nuevos empresarios, a las personas que crean una nueva empresa. El uso más antiguo de este término se registra en la historia francesa en el siglo XVII y hacía referencia a personas que se comprometían a conducir expediciones militares.

Se hacen congresos y en muchas universidades, especialmente en las escuelas de negocios y carreras de administración y se postula, casi como un objetivo, el que sus egresados creen sus propias empresas (produciendo a veces, por esta misma razón, profesionales frustrados). Instituciones gubernamentales y fundaciones promueven esta actividad como la solución a muchos problemas económicos del país.

Pero de acuerdo a estudios y a manera de ejemplo, de diez empresas que se crean en Chile (uno de los países más destacados en América Latina en este campo), aproximadamente 6 se acaban a los cinco años, 20 por ciento termina al primer año, 17 por ciento al segundo, 13 por ciento al tercero y 11 por ciento de las que quedan, al cuarto... En Colombia, al cuarto año, de 10 empresas fundadas, sólo 2 celebran el quinto aniversario.

En el Global Entrepreneurship Monitor 2002, realizado en 37 países que representan el 92 por ciento del PBI mundial, se destaca que el “índice empresarial total” (porcentaje de emprendedores por 100 personas entre 18 y 64 años), varía desde menos del 2 por ciento en Japón a más del 18 por ciento en la india y Tailandia. Sin embargo, según dice el informe, se espera que menos del 10 por ciento de esas empresas utilicen nuevas tecnologías, creen trabajos, nuevos mercados o exporten.

Sin duda el crear empresas es algo importante, especialmente como forma de generar empleo. Sin embargo, ese espíritu emprendedor es necesario y fundamental también en otros ámbitos. En efecto, a menudo se piensa que el espíritu emprendedor se refiere sólo a la creación y puesta en marcha de nuevas empresas, siendo que hay diferentes clases de actividad emprendedora y que este transformador y su espíritu, pueden ser puestos de manifiesto dentro o fuera de un contexto organizacional dado previamente.

Hay quienes crean empresas, pero hay quienes las transforman o mejoran. Por ello, se ha definido la actividad emprendedora como la gestión del cambio radical y discontinuo, o renovación estratégica, sin importar si esta renovación estratégica ocurre dentro o fuera de organizaciones existentes, y sin importar si esta renovación da lugar o no a la creación de una nueva entidad de negocio.

Desde ese punto de vista, podemos tener dos tipos de personas, ambas fundamentales para impulsar la ineludible innovación:

  • El Intrapreneur: que es el empresario dentro de la empresa, que asume la responsabilidad activa de producir cualquier tipo de innovación dentro de la compañía; el que introduce y produce nuevos productos, procesos y servicios, que le permiten a una empresa crecer y beneficiarse.
  • El Entrepreneur: que es el empresario independiente que busca crear empresas y desempeña el mismo papel que el anterior, pero fuera de las organizaciones.

Pero, como decíamos, el entrepreneur se asocia con frecuencia sólo como una persona que inicia su propio negocio; pero incluso no todo negocio es innovador. Si una persona abre una tienda de comestibles tradicional, ¿es un emprendedor? Se arriesga, es cierto, pero no desarrolla nada realmente nuevo. Diferente sería el caso de McDonald, que tampoco inventó nada, pero mediante la aplicación de conceptos de administración, marketing y producción, crea una nueva forma de comercialización. Ese sería el caso de un empresario innovador.

Por otra parte, incluso esa tienda de comestibles, al cabo de los años, puede innovarse, al igual que una gran empresa puede ser innovadora, en cualquier campo, incluyendo empresas fabriles, universidades u hospitales. En ese caso estaríamos hablando del innovador interno (ejecutivos o empleados).

Así lo cree Peter Drucker, quien con su gran claridad expresa: el empresario innovador se basa en los mismos principios, aunque el empresario sea una gran institución o un individuo que comienza solo su empresa arriesgada. Hace poca o ninguna diferencia que la empresa sea comercial o una organización de servicios públicos; ni siquiera si la empresa es gubernamental o no. Las reglas son casi exactamente las mismas; lo que sirve y lo que no sirve, las clases de innovación y dónde buscarlas. Hay una disciplina que podíamos llamar gerencia empresarial innovadora, teniendo claro que en cualquier puesto se puede ser un líder innovador o un burócrata, ya sea en empresas de bienes o servicios, públicas o privadas.

En consecuencia, el desarrollo económico del país requiere de personas emprendedoras, tanto al interior de todo tipo de organizaciones, públicas o privadas, capaces de cambiar y mejorar productos, procesos, métodos o sistemas para hacer crecer a las empresas, como personas con espíritu empresarial que creen sus propias empresas, para plasmar sus visiones y generar empleo y progreso.

En consecuencia, ¿qué es ser emprendedor? Es una persona que ayuda a identificar y desarrollar ideas, orientando y liderando el proceso mediante el cual éstas se transforman en innovaciones, ya sea en empresas establecidas o nuevas.

Desde el punto de vista personal, ser emprendedor puede ser:

  • Una forma de vida
  • Una opción de desarrollo profesional
  • Una alternativa de realización personal
  • Una modo de obtener mayores ingresos
  • Una manera de poner a prueba la capacidad de trabajar, de competir, de innovar, de ganar, de lograr objetivos y sueños
  • Una forma de progresar y aportar al país
  • Una posibilidad de destacarse, de alcanzar un estatus, generando empleo y desarrollo económico y social

En conclusión, el país necesita emprendedores, pero no sólo para crear empresas, sino para innovar en las establecidas, haciéndolas más productivas y competitivas para los nuevos escenarios políticos y económicos. Para ello debemos desarrollar habilidades y competencias destinadas a fomentar la creatividad, la innovación, la iniciativa, la motivación y el coraje necesarios para promover y provocar mejoras, cambios y progreso, promoviendo con eso una actitud diferente en el pensar, sentir y actuar de todo tipo de ejecutivos, empresarios y empleados.
 
 
Autor: Emprendedores

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